Si hablamos de amor entre humanos y perros y gatos, convendremos en que la mejor forma de querer a tu peludo es darle la mejor alimentación. A pesar de las apariencias – y salvo en el caso de un rechazo manifiesto por su parte –, las decisiones sobre la comida canina o felina les corresponden a los dueños, aunque sean ellos quienes se la vayan a comer. ¿Qué tener en cuenta, a la hora de decidir un pienso adecuado? Lo primero sería no dejarse llevar sin más por la publicidad; hay que pensar que esta trata de seducir a los dueños a través del diseño. El diseño se agradece, pero más aún la información. Es obligado acudir a la letra pequeña de los paquetes, comparar y reflexionar sobre las cualidades nutricionales de lo que estamos comprando. En segundo lugar, tratar de adquirir un cierto grado de conocimiento al respecto, acudiendo a publicaciones de rango científico – aunque sea en un nivel divulgativo –, por cuanto la información especializada es la única que puede ofrecernos criterio. En tercer lugar, hemos de adaptar nuestras costumbres y ritmos a los suyos y al revés. Los perros necesitan orden a la hora de recibir su alimento. En ocasiones, serán ellos quienes nos lo marquen; pero cuando no sea así, esa tarea nos corresponderá a nosotros. Y, por último, en cuarto lugar, es fundamental educar a todas aquellas personas que vayan a tener alguna relación con el perro o el gato (familiares, amigas y amigos, canguros…) en la importancia de no darle comida de cualquier tipo, en cualquier momento y sin control, por cuanto ello puede no solo hacerle daño al animal sino fomentar en él notables disfunciones nutricionales (Véase el post “Educar a nuestros familiares y amigos”).

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