Para tener un perro sano no basta con cuidar su alimentación, es obligado también educar a nuestras amistades en nuestra responsabilidad en ese cuidado. ¿Quién no tiene uno o varios amigos y amigas a los que les encanta jugar con nuestro perro y que – como una forma de agradecimiento – se dedican constantemente a premiarle con toda suerte de cosas posibles? Desde el novio de tu prima – que, antes de tú darte cuenta, le ofrece a tu querido westie toda la bandeja vacía de la tarta de cumpleaños para que rechupetee sus restos de chocolate hasta por los bordes – a esa amiga que hacía tiempo no veías que se entretiene dándole de comer gominolas requeté impregnadas en azúcar a tu absorto schnauzer. Incluso cuando los premios no son tan decididamente nocivos como en estos casos, se impone prevenir este tipo de actitudes con una pequeña charla informativa, desde el primer momento en el que el amigo o la amiga caiga en la tentación de dar raciones extras a tu perro… y – ¡no tengáis duda! – eso ocurrirá antes de lo que imagináis.



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